lunes, 25 de febrero de 2013

Día de la Familia Mexicana*

Por Melina Ortega.

Peter Drucker, exitoso autor sobre temas gerenciales; menciona que hablamos mucho sobre la nueva economía, pero no sobre la nueva sociedad, siendo ésta mucho más importante para poder explicar todo lo que acontece alrededor, argumentando que no es posible escribir sobre gerenciamiento si no se analiza a la comunidad y la sociedad previamente.



La familia, es el primer grupo al que pertenecemos: a través de ella es como obtenemos los primeros valores y concepciones que sentarán las bases para definir en gran parte, las personas en que nos convertimos en la vida adulta (Jaramillo, 2007).

Una familia puede estar integrada por solamente dos personas (un matrimonio, un par de amigos o una madre sola con su hijo), o bien incluir muchas en un grupo que, puede estar unido por lazos que van más allá de la consanguineidad; tan es así que las frases “es más padre el que cría que el que engendra” y  “los amigos son la familia que escogemos” reflejan el grado de acercamiento que involucra considerar una persona como parte de tu familia.

Este primer domingo de marzo, celebraremos el Día de la Familia Mexicana; de acuerdo al INEGI (2010), la familia es el grupo social básico en que la mayoría de la población se organiza para satisfacer sus necesidades y en el cual los individuos construyen una identidad por medio de la transmisión y actualización de los patrones de socialización.

Estadísticamente hablando, en México el 90.5% de la población se encuentra viviendo en hogares “familiares”, que son los que encuentran fundamento en las relaciones de parentesco entre sus miembros, hay casos donde el jefe convive sólo con sus hijos (hogar monoparental), o bien, convive con sus hijos y su cónyuge (biparental); al respecto, en 2010, del total de los hogares familiares, 77.7% tienen como jefe a un varón y 22.3% a una mujer (INEGI, 2010).

Esta tendencia en crecimiento sobre los hogares monoparentales, ha ido de la mano con distintos factores: el aumento de la violencia doméstica, la incorporación de la mujer en la vida económica para aportar ingresos al hogar y la migración de los jefes de familia buscando oportunidades de empleo.
Sea cual sea la razón por la que aumenten los hogares monoparentales, resulta importante resaltar el contexto económico y social que tienen la mayor parte de estas familias, en especial, las familias de jefatura femenina; que de acuerdo a la ONU (2011), son mucho más vulnerables a caer en situaciones de pobreza, que las familias biparentales o las familias donde solo está el padre con sus hijos. De hecho, se estima que el 75% de los pobres alrededor del mundo, son mujeres madres y la mayoría, son madres jefas de familia , viviendo con menos de un dólar diario.

Y es que las mujeres madres, en especial las que tienen hijos pequeños; suelen enfrentar problemas para colocarse laboralmente: todavía hay muchas empresas que discriminan para contratarlas (más cuando son solteras); basándose en el hecho de que al tener hijos pequeños, faltarán a trabajar con mayor frecuencia por cuidados maternales, sin ponerse a meditar que, una madre cuyo único ingreso venga por ese empleo, lo cuidará mucho más que aquellos que no tienen esta responsabilidad a cuestas.
La familia está en riesgo en nuestros días; los problemas existentes en la sociedad de hoy pueden encontrar gran parte de su explicación en la crisis familiar por la que estamos atravesando. Y no estoy hablando de preferencias, me refiero al hecho de que, los valores personales que solíamos aprender en la familia, parecen estar en extinción. No queremos verlo, pero repercute en todos los aspectos: una persona sin valores, difícilmente puede convertirse en un trabajador honesto, en un patrón justo, en una pareja fiel, en un hijo agradecido, en un padre amoroso.

A todos debe interesarnos el bienestar familiar, pero deben estar más atentos los principales patrones generadores de empleos; debemos procurar, en la medida de lo posible, dar oportunidades a quienes hoy discriminamos, tal vez podríamos ser la gran diferencia en la historia de una familia, que está dependiendo de quienes buscan empleo; como dice Drucker, cada nueva economía está cambiando conforme la nueva sociedad, adaptándose a nuevos retos, nuevas oportunidades bajo nuevos contextos.

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